Él me enseñó a equivocarme y a aprender de mis errores, me enseñó a amar y tocar su corazón. Me dió el mundo sin pedirme nada a cambio, me convirtió en su reina aunque no tuviera corona y cambió mi mundo y lo llenó de color. Es por eso que aún le quiero con toda mi alma y le agradezco cada momento maravilloso que me dejó vivir a su lado.
Aunque se fuera sin decir adiós.
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